La ley de la gravedad. Lo primero en suceder tras el Big Bang. La atracción entre las cosas, entre los cuerpos. La atracción a la tierra que nos impide escapar. La maldición de Icaro. Desde niño siempre he percibido a la gravedad como una fuerza en contra. Como la imposibilidad de volar. Mis sueños recurrentes eran volando. Volaba libremente hasta que se tornaba en pesadilla al no saber aterrizar.
Miraba los cielos, los planetas y soñaba con viajes, con liberarme del cuerpo y viajar. Desdoblarme, era otra manera de recurrir a los viajes. No se si en espíritu, o en imaginación, pero recorría planetas y sistemas solares distantes. El vacío del infinito espacial no me daba miedo, sino que por el contrario me daba paz.
Flotar en el vacío, o caer constantemente en el vacío era la sensación que acompañaba las noches. Caía por tanto tiempo que me pensaba como un meteorito. Dejaba una estela de fuego tras de mi. El fuego camina conmigo.
Reproducir las nubes o la lluvia seria la manera como yo abordaba el gesto plástico. Tan solo transcurre el segundo semestre, y encuentro que lo habitual de mi pasado era la materia de mi creación artística. Es en este momento en donde me doy cuenta que mi trabajo media lo temporal de las nubes y la lluvia en la verdadera pregunta a responder como artista. La pregunta se trata de cómo ser en el mundo. Como la nube o la lluvia, mi vida era un fenómeno pasajero. Yo quería ser el piloto de mi vida, no un pasajero.
Las inclemencias del tiempo eran un paisaje amenazante para el piloto, pero sin duda era una experiencia de asombro frente a la fuerza de la naturaleza. Contemplar su fuerza y su belleza era una experiencia estética. Frente a la tormenta, al rayo, mi propia existencia se tornaba efímera e insignificante. Pero al ver lo pequeño de mi propia vida, la pregunta que afloraba es sobre la muerte. Mi propia muerte.
¿Cómo afrontar la muerte, lo único seguro de mi vida, como una expresión de la angustia que tenia como creador. La respuesta estaba trazada en el camino de mi vida. Pero es difícil mirar hacia delante como se mira hacia atrás. El tiempo, no solo atmosférico, sino ontológico era la materia que tenia que resolver. ¿Pero si solo así se ve? ¿Que sentido tenia repetir la pregunta que cae sobre todos los humanos? ¿Cómo proyectar esta experiencia y esta pregunta como una experiencia artística?
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