Pensar el espacio
Notas del pesar arquitectónico
Cuando nos preguntamos por el habitar del hombre siempre tendremos que referirnos al hecho físico de la construcción arquitectónica. Es este hecho el que determina nuestro habitar. La Arquitectura siempre ha estado en la linea que divide al arte de la ciencia. Se puede ver como un objeto artístico; que expresa la interioridad de un sujeto en un punto de la historia o como un proceso de planificación y construcción. Pero de cualquier manera la pregunta por el habitar es mucho mas compleja y detrás se esconde la verdadera esencia del hombre.
El cómo me respondí esta pregunta está presente en el transcurso de mi proyectar arquitectónico. El paso del tiempo fue modificando no sólo la forma arquitectónica de mis diseños sino también el contenido de lo que quería expresar con mi arquitectura. De cierta manera mi entrada al mundo de la arquitectura estuvo marcada por el interés en comprender la forma actual de la arquitectura. Mis primeros proyectos, intentaron sobrepasar el conocimiento de la histórico y aterrizar en la forma que estaba de moda. Una arquitectura de cierta manera efímera que veía en las revistas y que era simplemente la manifestación de una mente ávida de conocimiento que luchaba por responder la pregunta por el habitar.
Claro, que naif de mi parte. Estudiar arquitectura para contestar una pregunta. Si, quería saber de que se trataba habitar. Saber que sentido tiene la existencia por medio de preguntas primordiales no parece una buena idea de que hacer con tu tiempo. Digo, pues trabajar, pagar facturas, comprar, vivir, en fin no deja tiempo para cuestionarse el por qué de la vida.
En fin, nunca se sabe por que se emprenden las decisiones que afectan la vida sino al mirar atrás. De ser un feliz piloto a estudiante de arquitectura, haciendo planos, trasnochando mientras se han las maquetas, aprender sobre estructura, materiales, gerencia de obra no sonaba como un curso para entender el habitar humano. Por las razones que sean si bien, mis dias eran creativos mis preguntas se diluían en estudia una carrera profesional.
Pero bueno, no esta del todo mal lo universal de la universidad. Tambien tuve clases de historia que me contrario del pasado. Del origen de la arquitectura. Y fue por medio de estas clases en donde con el tiempo entendi el tamaño de mi aventura. Envolviéndome en los mitos del origen, en la fundación de Roma, en los grabados de Laugier, poco a poco fui entendiendo que hacer cajas de zapatos en cedritos no es lo que la arquitectura pretendia. Las normas del mercado transformaron al oficio en una especie de experto en la compresión espacial y ergonomica de los minimos aceptables para que viva un ser humano. Metros cuadrados, plantas minimas, manual de Nuefert. ¿Como termino el mercado convirtiendo el mundo y las ciudades en esas pequeñas cajas con baños y cocinas?
Por ese entonces, 1997, mi trabajo de taller era el de proyectar una vivienda para mi en un lote reducido. Tarea de arquitecto la de resolver con geometrias las dificultades de un estrecho lote en la ciudad. Pero no solo eso, sino que debía ser la casa de mis sueños. Como era mi vivienda hablaba de cómo era mi habitar. Estaba cerca de mi proposito.
Pero no solo era un asunto de diseñar, de proyectar un casa para mi, para hoy (en el año 1997) sino que era una pregunta sobre el mundo. Por ese año leia yo la Novela Corrección. De Thomas Bernhard. Me encontraba yo por ese año obsesionado con la Lectura de el filosofo Luwdvig Wittgenstein, pues era ese momento de la vida que confrontas tu propia historia, que en mi caso eran las enseñanzas de Sigmund Frued, Que mi madre acérrima psicoanalista había sembrado en mi pensamiento, el cual obviamente rechazaba.