Dirección de Arte, Cine

El clima tropical envuelve una pequeña colina. En su casa, Anselmo, un niño de diez años a quien le han asesinado a su joven padre, acaba de ser regañado por su madre. Molesto, emprende carrera hacia el río. El niño salta y se sumerge en el agua. Al tratar de volver a la superficie se encuentra sorpresivamente con un cadáver que flota enredado entre la maleza. El cuerpo empieza a ser llevado por la corriente y, ante el dilema de volver o no a casa, Anselmo decide perseguir el cuerpo que se aleja río abajo. Durante su travesía de dos días con sus noches, Anselmo es testigo de lo que los pobladores ribereños hacen con el cadáver.  Su vivencia lo expone a una trágica realidad que despierta en él la confusión y que poco a poco provocará su compasión para con el cadáver, esto lo inducirá a realizar un acto de piedad y a la vez lo convertirá forzosamente en un pequeño adulto.  Epifanio es un campesino de 50 años, que se dedica al trabajo de labranza, duerme solo en su casa y tiene, por compañía, una mula y un perro. Vive en el clima frío de las montañas y sus dos vecinos más cercanos son Blanca y Alcides, con los que convive en paz. Pero hace poco las condiciones de violencia del país han llegado a la zona, y se comienza a percibir la amenaza de un ataque cada vez más cercano.  Ésta es la historia de un niño que se convierte tempranamente en adulto al descubrir la cercanía de la muerte violenta y sus consecuencias en una zona de conflicto y es, también, el retrato cuidadoso de un apacible campesino que es atacado y asesinado.

Dos representaciones paralelas se unen a partir del hallazgo, por parte de Anselmo, del cadáver de Epifanio.

“El Silencio del Rio” Película de Carlos Tribiño.

Hice el Diseño de Producción y La dirección de Arte. Ganadora del FICCI #55.

Estas son dos historias, la de Anselmo el niño y la de Epifanio, el hombre, que narradas en bloques y paralelamente dan cuenta de un contexto de violencia especifico que desde hace mucho tiempo ha venido sufriendo Colombia en ciertas zonas rurales alejadas de cualquier población mediana. Es una mirada que revisa las secuelas de ciertos actos de violencia, actos y situaciones, que a su vez, generan en los vivos ciertas formas de comportamiento que les permiten continuar con su cotidianeidad y su forma de sobrevivir.

Por medio de Anselmo, el relato busca acercarse a las situaciones que dejan las huellas de la violencia en la idiosincrasia de los pobladores de las riberas de los ríos colombianos. Situaciones en las que la gente debe asumir el problema de encontrarse con un cadáver y qué se debe, o mejor, qué conviene hacer con él. Anselmo irá conociendo de primera mano estos comportamientos y enfrentando la realidad que le presenta este entorno, para después preguntarse acerca de eso que ve y de cierta forma acudir a la transformación de su propia personalidad en vista de estas experiencias no catalogables en su temprana vida. Este es un relato en donde no existen los actos violentos y que desde el punto de vista de un niño, aborda el tema de la condición humana en algunos puntos de la geografía colombiana, en donde en determinadas épocas bajaban muchos cadáveres por algunos ríos. Anselmo, a partir de esta vivencia, cumplirá con el duelo hacia su padre desaparecido y de alguna forma se convertirá en un pequeño adulto.

De otra parte está Epifanio, el campesino de alta montaña. Este relato busca retratar unas de las víctimas del conflicto armado. Personas sencillas, que viven de la tierra o algún negocio y que sufren el abandono total del estado, y que sin embargo habitan pacíficamente y resisten para no ser despojados de sus tierras y tener que huir o ser asesinados atrozmente. Este relato no se sirve de la violencia literal y física, no muestra el acto violento en sí, sino que se centra en los personajes campesinos, en quiénes son esas personas, cómo viven y en dónde, y cómo después, son aterrorizadas por grupos que infringen la violencia. Este relato es un acercamiento al individuo para conocerlo y comprender su situación. Pero también es la resignación, la espera ante lo inevitable, la impotencia y el dolor. Además es el horror, el que se siente y con el que se tiene que convivir.

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