En la Academia
PENSAR EL ESPACIO
Este es mi último paso por la arquitectura. Después de la tesis que fue el último proyecto arquitectónico, se me presento la posibilidad de construir un espacio arquitectónico-gráfico que fue la despedida de la fisicidad de la arquitectura. El pabellón es un espacio virtual que tiene que representar no sólo el signo de la imagen, sino que tiene que ser conservador en el sentido de que es un espacio que contiene imágenes dentro de la pantalla. El sueño se convirtió en un desafío. Cómo representar por medio de la imagen y no del edificio lo que habitamos como seres modernos y contemporáneos. Lo increíble de esta posibilidad radica en que por fin la fisicidad de la arquitectura. A saber las leyes de la construcción o las leyes de Newton no son más determinantes de la realidad constructiva, sino que por fin la posibilidad de habitar la imagen dejo de ser un hecho arquitectónico para convertirse en una posibilidad meramente mental. Es imposible para mi olvidar el hecho de que para habitar la imagen, tenemos antes que estar en un espacio arquitectónico que nos presente a la pantalla como desestructurador del espacio físico. De eso ya me ocupe. Ahora la arquitectura es simplemente una experiencia que nos aleja de eso. Sin embargo hace de nosotros lo que somos. Es la oportunidad de saber si de verdad existe una respuesta a mi pregunta.
Me encuentro con que esta nueva arquitectura que llamaré virtual. No es algo que repita la tradición, es decir, por fin podemos dejar atrás la posibilidad física de la construcción determinada por variables ajenas a la intensión de la imagen. Ya no hay leyes físicas, no hay arriba y abajo, simplemente el espacio no nos rodea sino que nos determina. Una arquitectura fluida, casi líquida que esta determinada no sólo por las necesidades físicas sino por nuestra capacidad mental de abstraer el mundo real y de aislarnos en un mundo proyectado irrealmente.
El diseño al ser una experiencia sin muchos antecedentes históricos, se convierte en el comienzo mismo. La misma pregunta. Cómo habitamos el mundo inmaterial que nos determina?. Esta pregunta sería estúpida sin los antecedentes. Ahora no es la búsqueda del entender sino del proponer. Innovar. Finalmente, vuelvo a lo básico de saber lo que soy para poder dejar algo.
Cómo me enfrento finalmente a la propuesta de habitar que siempre he buscado? La manera es sencilla. El espacio real es tan diferente del espacio mental que me puedo remitir a Descartes. El creó el espacio mental como un signo. La tridimencionalidad del espacio matemático ha sido siempre el tema no arquitectónico. Pero si es el tema de la representación. Descartes hizo que el espacio fuera una representación real, matemática de la vivencia. Por ello, creo que empezar la construcción de un espacio mental tiene que derivarse de este principio.
El pabellón son tres ejes cartesianos que hablan de la representación mental del espacio. Un punto neutro es el centro de donde se derivan las tres dimensiones. Longitud, altura y profundidad, ó x, y, z, son las variables del habitar sin entorno. Cada dimensión es un eje en donde al igual que la representación histórica de la realidad es una linea. Esta linea esta intercectada y es el primer paso pero no el último. El pabellón me demostró que la arquitectura jamás perderá lo corporeo del ser humano por más que lo intentemos. Por más de que nos alejemos de nuestra realidad, nunca será un tema anterior. Sólo mientras la arquitectura nos permita extrañar lo importante de nuestra humanidad podemos cuestionar a la razón. Si la arquitectura fuera más comprensiva con nuestra humanidad nos lanzaría al entendimiento y la comprensión de la diferencia, en vez de hablar de un discurso que reafirma la identidad como principio diferencial.
