«Dicho hombre, frenético o loco, cierta mañana se deja conducir al mercado. Provisto con una linterna en sus manos no dejaba de gritar: «¡Busco a Dios!» Allí había muchos ateos y no dejaron de reírse. Los descreídos, mirándose con sorna entre sí, se decían: «¿Se ha perdido?» «¿Se ha extraviado?». Y agregaban: «Se habrá ocultado». «O tendrá miedo». «Acaso se habrá embarcado o emigrado». Y las carcajadas seguían. Al loco no le gustó esas burlas y, precipitándose entre ellos, les espetó: «¿Qué ha sido de Dios?». Fulminándolos con la mirada agregó: «Os lo voy a decir. Lo hemos matado. Vosotros y yo lo hemos matado. Hemos dejado esta tierra sin su sol, sin su orden, sin quién pueda conducirla… ¿Hemos vaciado el mar? Vagamos como a través de una nada infinita». Y en tono interrogativo y con énfasis prosiguió afirmando que nos roza el soplo del vacío, que la noche se hace más noche y más profunda, y que se torna indispensable encender linternas en pleno día. Manifestó que se oye a los sepultureros enterrando a Dios, agregando que tal vez tengamos que oler el desagradable tufo de la putrefacción divina, pues, naturalmente, los dioses también se pudren. Y siguió diciendo que lo más sagrado y lo más profundo se ha desangrado bajo nuestro cuchillo, preguntando, al mismo tiempo, si se podría encontrar un agua capaz de limpiar la sangre del cuchillo asesino. E inmediatamente puso en duda que la grandeza de este acto fuera propiamente humana. Y entendía que toda la posteridad se agigantaba con la magnificencia de este acto. Se puso colérico y echó al suelo su linterna y creyó reconocer que se había metido muy precozmente entre los hombres. Intuía que los oídos humanos no estaban todavía preparados para escuchar tales verdades. Porque el rayo, el trueno, la luz de los astros, y los actos heroicos de los hombres requieren su tiempo para arribar. Y este último acto mencionado se encuentra más lejos que los actos más lejanos. Los hombres nada saben de ellos y son ellos los que han cometido el acto.

    Dicen que el loco ese día penetró en varias iglesias y entonó un requiem æternam deo. Y cuando era arrojado esgrimía reiteradamente su argumento: «¿Qué son estas iglesias, sino tumbas y monumentos fúnebres de Dios?».

Friedrich Nietzsche

«¿Puede, cuando la vida es toda fatiga, un hombre

mirar hacia arriba y decir: así

quiero yo ser también? Sí. Mientras la amabilidad dura

aún junto al corazón, la Pura, no se mide

con mala fortuna el hombre

con la divinidad. ¿Es desconocido Dios?

¿Es manifiesto como el cielo? Esto

es lo que creo más bien. La medida del hombre es esto.

Lleno de méritos, sin embargo poéticamente, habita

el hombre en esta tierra. Pero más pura

no es la sombra de la noche con las estrellas,

si yo pudiera decir esto, como

el hombre, que se llama una imagen de la divinidad.

¿Hay en la tierra una medida? No hay ninguna.»

 

Friedrich  Hölderlin

 

La Creación ha sido alrededor de el concepto de la Inclemencia del Tiempo.  Por medio de los Meteoros (Fenómenos Meteorológicos), hago un acercamiento a lo celeste. Por medio de la nube, la lluvia, el trueno, en si la tormenta, me acerco a los fenómenos atmosféricos para hacer una búsqueda análoga de los signos divinos.

“El cielo es la marcha de sol. El curso de la luna. El fulgor de los astros, las estaciones del año, la luz y el crepúsculo del día. La oscuridad y la claridad de la noche. La bondad y la inclemencia del tiempo. El paso de las nubes y la profundidad azul del éter.”

Martin Heidegger

 La atmosfera es para mi un lugar habitual. No solo en un pasado como aviador, sino como lugar referencial. Contemplar el paisaje de la nubes, mirar los cielos nocturnos o vibrar con los fenómenos atmosféricos son constitutivos de mi ser. Ante ello, contemplo la belleza y existe en mi una pregunta central sobre la existencia misma. Como todos. Pero sin la intervención de la rutina, mi trabajo en el arte usa estos fenómenos como materia plástica.

El estado de la nube, la claridad de la lluvia o el fulgor del rayo se reproducen al interior del espacio arquitectónico. Se domestican por medio de la ciencia los fenómenos atmosféricos. Con la ciencia se desplaza también el contenido de verdad que era el pilar de la religión, y la hipótesis se convierte en una certeza refutada con el tiempo. La ciencia desplaza a Dios de su lugar en los templos.

Mas sin embargo, porque queda presente el maravillarse frente a lo sublime en la Naturaleza? Por que estos fenómenos nos enfrentan en nuestra conciencia a la pequeñez de la existencia humana y a lo efímero de nuestra vida?

Quizá sean los velos donde se oculta lo divino.

 

La Gravedad

La ley de la gravedad. Lo primero en suceder tras el Big Bang. La atracción entre las cosas, entre los cuerpos. La atracción a la tierra que nos impide escapar. La maldición de Ícaro. Desde niño siempre he percibido a la gravedad como una fuerza en contra. Como la imposibilidad de volar. Mis sueños recurrentes eran volando. Volaba libremente hasta que se tornaba en pesadilla al no saber aterrizar.

Miraba los cielos, los planetas y soñaba con viajes, con liberarme del cuerpo y viajar. Desdoblarme, era otra manera de recurrir a los viajes. No se si en espíritu, o en imaginación, pero recorría planetas y sistemas solares distantes. El vacío del infinito espacial no me daba miedo, sino que por el contrario me daba paz.

Flotar en el vacío, o caer constantemente en el vacío era la sensación que acompañaba las noches. Caía por tanto tiempo que me pensaba como un meteorito. Dejaba una estela de fuego tras de mi. El fuego camina conmigo.

 

La quietud

Pensando quizá, como en los cuentos de Horacio Quiroga, que el tiempo humano se torna evidente en el instante previo a la muerte, pensando quizá que este instante es el de comprender la existencia y de experimentar la vida y la muerte en un ultimo aliento de conciencia. Es el elemento en donde quisiera explorar  la meditación sobre la muerte, y sobre el lugar que ocupa Dios en el vacío de mi existencia.

Es descolgado, inerte sin cuerpo en donde el silencio converge con la quietud y se manifiesta una meditación trascendental sobre los temas que rodean mi trabajo, mi pregunta.

El tiempo, el instante y la quietud, serán el punto de partida para reflexionar sobre la velocidad de escape de la gravedad, sobre la vida y el maravillarse de la conciencia. Es aquí en este espacio inerte en donde la reflexión sobre el tiempo de vida acontece.

 

Colgado. Descolgado.

About
Piloto, arquitecto, artista y creador audiovisual. Con 20 años de experiencia en la producción audiovisual en diversos trabajos en el Cine, Tele-Novelas, Documentales o Comerciales, a explorado los límites de habitar las imágenes. A través de esta búsqueda ha trabajado en espacios virtuales y en la construcción y diseño de arquitectura efímera. Además de estudios en estética es graduado de la Maestría en artes plásticas y visuales de la Universidad Nacional, en donde ha empezado a explorar la producción artística por medio de explorar el espacio como materia plástica, así como los rasgos de cielo y de lo celesteque evoca su pasado como piloto comercial. Amplios conocimientos en diseño, y líder de sus equipos de trabajo. Actualmente esta trabajando en un proyecto doctoral, que investiga la manera de crear un sustento ético basado en algoritmos; que permitan a la IA (Inteligencia artificial), explorar el arte y la creación como límite de la experiencia humana.