Al llegar a comprender el concepto de Antropoceno, me encuentro que es el nombre del la época geológica que la comunidad científica propone para suceder el Holoceno, época actual del periodo cuaternario en la historia terrestre. Es una palabra inventada a partir del termino Antropozoico que Antonio Stoppani acuño en el siglo XIX, para definir una época geológica nueva, basada en la afectación del hombre a la eco esfera. (Planeta tierra). El termino Antropoceno fue propuesto en el año 2000 Paul Crutzen. Michael Samways, acuño en 1999 el termino Homogenoceno para referirse a unos cambios en los ecosistemas del planeta. Y por ultimo Andrew Revkin hablo del antroceno en un libro del año 1992; llamado “El calentamiento Global: Comprensión de la previsión” y bueno: aún es un termino informal, usada como metáfora del cambio medioambiental, y aún no ha sido aceptado por la Comisión Internacional de estratigrafía, y debe ratificarse Unión internacional de ciencias geológicas en un congreso mundial.
Pretendo en este escrito, revisar cuales fueron para mi los entornos culturales que suscitaron la palabra y como se fue formado el concepto con una serie de eventos de la cultura de la segunda mitad del S. XX; generando el desarrollo humano del final del anterior milenio, el cual modificó para siempre la percepción del hombre a la biosfera.
Después quiero visitar el concepto del humanismo, y sus giros históricos. El termino, viene a la luz en el renacimiento, y es un concepto polisémico de amplio espectro que se aplica a revisitar los griegos, los estudios clásicos y las artes humanas para reconfigurar una doctrina que integra los valores humanos y el conocimiento. El humanismo surge en Italia al privilegiar el valor del pensamiento racional y crítico sobre la superstición y el dogma. Reivindica al hombre como transmisor del conocimiento, y con la explosión del intercambio y los adelantos técnicos de la época se inicia una etapa que transformaría el pensamiento.
El humanismo vuelve su mirada a lo clásico. A Grecia y Roma y su arte; el cual al ser resignificado adquiere de nuevo vigencia y genera un avasallante desarrollo en el campo del arte durante el renacimiento. Pero esto potenció el desarrollo del pensamiento, de la filosofía y de la ciencia. Pensar por encima de la fe, amar a la naturaleza, y avalar el desarrollo de la capacidad de análisis e interpretación creo esta bonanza de producción intelectual del humanismo.
Pero esto hoy día vuelve a tomar vigencia. Revisitar la relación con la naturaleza, el espectro de la inteligencia emocional, y la reivindicación de lo transdisciplinar parece ser un nuevo giro que se llama humanismo digital. En este sentido, terminara la idea central del ensayo, para proponer una condición que interrelaciona los dos conceptos.
Ahora, empecemos. El Antropoceno empezó a permear en la cultura, o mejor dicho la cultura visiona un cambio que mueve el lugar a donde ella mira la posición de lo humano y se empieza a gestar lo que acuñamos hoy como Antropoceno. En 1955, con una década transcurrida tras la devastación de la segunda guerra mundial, la UNESCO muestra una recolección fotográfica de 503 fotos de 68 países; curada por Edward Steichen, para el MOMA de Nueva York. Esta muestra llamada la muestra más grande del mundo, abrió la mente de quienes la vieron en los años a venir hacia una mirada humanista, reivindicando al ser humano y lo común, sus familias, su humanidad; en el lugar que la potencia del desarrollo de la tecnología aplicada a la guerra, había desplazado en la primera mitad del S. XX.
La mirada no solo tensiona las diferencias que nos separan en términos raciales y culturales, si no que integra lo común al hombre y la institución familiar. Treinta y siete (37) temas, entre los que el nacimiento, los niños, la educación, el trabajo, la fe, o la guerra y la paz, dan en conjunto una mirada reconciliadora de la diferencia y generan una nueva empatía por lo que significa la humanidad en la cultura de la posguerra. Esta mirada se da en el momento que la carrera espacial la da una nueva escala a la humanidad. La conquista del espacio pone al hombre y sus capacidades de trascender su propia naturaleza re simbolizan el lugar del hombre en el universo. Quizá ese lugar pre copernicano en donde el hombre era el centro del universo.
Hoy en astronomía se volvió a hablar del principio antrópico. No deja de ser muy diciente que para la cosmología, hable de que todo gira de nuevo alrededor del hombre. El principio antrópico dice que el mundo es necesariamente como es porque hay seres que se preguntan por qué es así. Mejor dicho que la existencia del universo, de la naturaleza se justifica en la mirada sobre ella misma y la conciencia de mirar, justifica cualquier duda existencial. Extraño, no? Ahora, de las dos posturas sobre el principio antrópico una dice que el objeto de la existencia es llegar a producir la complejidad que abordamos como seres en el universo. No se ustedes, pero yo siento que estamos retrocediendo años de avance desde el antropocentrismo y justificamos nuestras acciones en contra natura de la manera más falaz que podamos decirnos a nosotros mismos.
Si este es un razonamiento tautológico, es absurdo considerar esto por fuera de la experiencia humana. Pero, me atrevo a pensar que estamos al albor de un nuevo umbral ontológico. El hombre ha creado de la naturaleza la posibilidad de la creación de vida por fuera del los entes biológicos por fuera del carbono. Sería una tentación pensar que la verdadera trascendencia de la humanidad esta poder liberarse del cuerpo, de la escala planetaria y quizá de el patrón racional del pensamiento.
Pero quizá vamos muy rápido. Volvamos. Veníamos hablando que cuando Yuri Gagarin dejo la madre tierra, el concepto del planeta se reinterpreto para la humanidad. La foto del 7 de diciembre del 1972, tomada por la tripulación del Apolo 17, llamada la “canica azul”, volvió la mirada hacia nuestra existencia como entes biológicos pertenecientes a un ecosistema que el progreso depredaba sin control.
Esta mirada sobre nuestro lugar en el universo volvió a traer una mirada nostálgica de la consciencia y razón existencial del hombre. Quizá, como el libro de Conrad, “el corazón de las tinieblas”, exponía a los astronautas como un nuevo Charlie Marlow, y el grito de ¡El horror! ¡El horror!, hizo que las siguientes generaciones se lanzaran de cabeza avolver a integrar la naturaleza del hombre con la naturaleza del planeta. La ruptura simbiótica transformo para siempre el lugar del hombre en su entorno. Un nuevo ascenso de bipedestación parecía despegar. Mirar por encima de la tierra llevaba al hombre a buscar nuevas conquistas en el espacio. Erguía la humanidad hacia el cielo nuevamente. Y la foto del “amanecer terrestre” tomada por William Anders el 24 de diciembre de 1968, fue el comienzo de una contemplación de la humanidad hacia la fragilidad de nuestra existencia, que tan solo sería arraigada con la foto de “un pálido punto azul” tomada por pedido de Carl Sagan cuando la sonda espacial Voyager 1 miro por última vez a casa, de lo cual el astrónomo y escritor dijo:
Mira ese punto. Eso es aquí. Eso es nuestro hogar. Eso somos nosotros. Ahí ha vivido todo aquel de quien hayas oído hablar alguna vez, todos los seres humanos que han existido. La suma de todas nuestras alegrías y sufrimientos, miles de religiones seguras de sí mismas, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y recolector, cada héroe y cada cobarde, cada creador y destructor de civilizaciones, cada rey y cada campesino, cada joven pareja enamorada, cada niño esperanzado, cada madre y cada padre, cada inventor y explorador, cada maestro moral, cada político corrupto, cada “superestrella”, cada “líder supremo”, cada santo y cada pecador en la historia de nuestra especie vivió ahí – en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol.
La Tierra es un escenario muy pequeño en la vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre vertida por todos esos generales y emperadores, para que, en gloria y triunfo, pudieran convertirse en amos momentáneos de una fracción de un punto. Piensa en las interminables crueldades cometidas por los habitantes de una esquina del punto sobre los apenas distinguibles habitantes de alguna otra esquina del punto. Cuán frecuentes sus malentendidos, cuán ávidos están de matarse los unos a los otros, cómo de fervientes son sus odios. Nuestras posturas, nuestra importancia imaginaria, la ilusión de que ocupamos una posición privilegiada en el Universo… Todo eso es desafiado por este punto de luz pálida.
Nuestro planeta es una solitaria mancha en la gran y envolvente penumbra cósmica. En nuestra oscuridad —en toda esta vastedad—, no hay ni un indicio de que vaya a llegar ayuda desde algún otro lugar para salvarnos de nosotros mismos. La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que alberga vida. No hay ningún otro lugar, al menos en el futuro próximo, al cual nuestra especie pudiera migrar. Visitar, sí. Colonizar, aún no. Nos guste o no, por el momento la Tierra es donde tenemos que quedarnos. Se ha dicho que la astronomía es una experiencia de humildad, y formadora del carácter. Tal vez no hay mejor demostración de la locura de la soberbia humana que esta distante imagen de nuestro minúsculo mundo. Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos los unos a los otros más amable y compasivamente, y de preservar y querer ese punto azul pálido, el único hogar que siempre hemos conocido.
Esta mirada sobre lo que somos y el impacto de nuestra impronta en el planeta, genero el florecer de la ecología, el hipismo y la conciencia de que el hombre modificaría el planeta y las especies vivas que alberga para siempre. Esta impronta humana sobre el planeta, los isotopos radioactivos, la perdida de la biodiversidad, el cambio climático, son evidencias de un proceso que empezó hace 12.000 años con la agricultura y la domesticación de animales. Jared Diamond lo menciona en su libro “el mundo hasta ayer”, y la comprensión del impacto humano se evidencia en una cantidad de movimientos de la nueva era y la ecología superficial. Hoy pensar en el advenimiento de la humanidad, es asociar la idea de progreso con el desarrollo exponencial de la tecnología.
En el libro de Paul Edwards “A vast machine”, aborda científicamente el modelado computacional y la ciencia detrás del cambio climático en medio de un juego político que se niega a reconocer los datos que arroja la ciencia sobre el clima. Desconocer los datos no hace que desaparezcan. Incluso parece que un nuevo animismo surgiera en la política de los países que están al margen de la producción de energías fósiles y en las constituciones de algunos países latinoamericanos el medio ambiente, la selva, o los ríos están siendo tratados como individuos con derechos constitucionales que reconcilian las visiones de las dinámicas económicas con el futuro del planeta mismo. Es como de nuevo el fetichismo colonial en donde los objetos de poder, que las culturas al margen tenían sobre el mundo se resignificarán en el contexto global.
Desde los cohetes V2, hasta el “Whole Earth Catalog”, revista Fanzine contracultural, así como el libro “Las puertas de la percepción” de Aldous Huxley nos llevaron a expandir las capacidades de comprender la frágil y efímera existencia de nuestro ser, y el impacto que hemos tenido en nuestro entorno. Todas estas revelaciones post cartesianas, nos mostró que el ultimo muro del globo cae en Berlín, y que el sueño de la globalización; se realiza en la integración de el ser social, biológico y económico en en una red de conexiones nunca antes integrada en la eco esfera.
Hoy el observatorio del Antropoceno de la agencia territorial, mantiene una serie de interpretaciones del estado del planeta y celebra las manifestaciones alrededor del planeta sobre el tema. El panel intergubernamental del cambio climático (IPCC), esta al tanto de las manifestaciones acerca de nuestro impacto en el clima, así como de las relaciones políticas, económicas y sociales en torno a este tema.
Todas estas manifestaciones, la tensión entre el sistema de la tierra vs. El sistema del mundo son la manera como la cultura esta girando a este humanismo contemporáneo. La nueva época que reconoce en esta red de conexión un nuevo nivel existencial del saber humano, hace repensar el papel del hombre en el albor del advenir tecnológico que somos testigos, esta integrando las esferas ontológicas de la naturaleza, el saber humano y la tecnología que lo soporta. En este sentido es donde el llamado “humanismo digital” ha tomado la preponderancia que hoy vemos en este “Festival de la imagen”. Pensar en que significa humanismo digital va mas allá de pensar del oxímoron. ¿Lo digital va más allá de lo humano? ¿Es el Antropoceno el fin de la vida con base a los organismos biológicos basados en carbono? Así que entremos en dialogo con las palabras y abordemos el significado del humanismo digital.
Un primer rasgo del humanismo digital es la importancia del hombre en medio de la avalancha de datos que nos rodea en nuestras conexiones. Somos cifrados como parte de la dinámica del mercado y nuestras acciones generan un flujo desbordante de datos que dejan registro de quienes somos. Cada persona tiene cinco dispositivos con los que interactúa a diario que recogen los datos de nuestras rutinas, gustos y preferencias. Quienes somos en la red, tanto social, como económicamente valida nuestra existencia
dentro del sistema. Para entender mejor este nuevo perfil, se ha creado un manifiesto, que recoge los 3 puntos principales de esta aproximación:
- Pon a las personas en el centro. Cualquier diseño debe centrarse en las personas, y debe empezar observando a las mismas, porque es posible que no sepan articular sus requerimientos. Debe centrarse en las personas a través de la observación.
- Abraza la imprevisibilidad. Las organizaciones deben abrazar el descubrimiento casual de cómo la tecnología puede ser usada para las necesidades humanas. No sólo deben abrazarlo, sino que es importante que lo entiendan, y que tengan los recursos y la infraestructura necesarios para su correcta y ágil implementación.
- Respeta la privacidad. Hay que tener en cuenta y saber comunicar las políticas de privacidad, y respetarlas. Pero no sólo eso. También hace falta un trabajo de educación a la sociedad, para que no perciba el análisis de datos como una intrusión directa a su intimidad, como una amenaza en lugar de como una oportunidad.
Este nuevo perfil de humanista, tiene que tener más conocimientos de base tecnológica, y estar dispuesto a trabajar con datos, con datos científicos. También tiene que saber aplicar la ciencia deductiva y lógica para recabar la información cultural. Brian Prentice, vicepresidente de investigación en Gartner, opina que “las empresas tienen que trabajar para comprender cómo nuestra humanidad compartida puede definir los sistemas que ellos crean y controlan. Haciendo esto, no solamente ponemos a las personas por encima de la tecnología, sino que provocamos beneficios directos en las empresas, beneficios que no se pueden aportar desde la visión más maquinista.”
Hoy es imprescindible que nos pensemos en este entorno como un humanista digital. El IoT, Big data, Cloud computing, se entremezclan en la visión de la llamada industria 4.0; en donde la robótica, la genética, la inteligencia artificial potencia las capacidades de los seres humanos y abren nuevos campos del conocimiento en medio de las dinámicas de la realidad del mercado y sus estándares de ciberseguridad y soporte de el blockchain, como garantía de transparencia.
Para ser parte de esto tenemos que estar al tanto de la transformación digital que el ser humano esta teniendo. Tenemos que pensarnos dentro este sistema interconectado. Ser competentes en cuanto se abre la posibilidad de creación de nuevos productos y experiencias interconectadas así como nuevos modelos de negocio basados en este tipo de tecnologías.
Ahora, es innegable vivir esta realidad. El humanismo digital no puede ser paternalista ni bucólico. Es importante abrirnos en este ámbito digital. Debemos prepararos para aprender de este nuevo horizonte, pero mas que adaptarnos, tenemos que tomar un rol protagónico sobre lo que viene en el futuro. Para mi, este es el punto de giro de este ensayo y es donde debemos centrar la discusión del panel en el festival. No solo entrar en este entorno si no también prepararnos para lo que el devenir apenas nos da signos. Pensar el mañana, las relaciones entre hombre y maquina, debe ser el centro del pensamiento reflexivo de lo que debemos hacer como actores creadores y diseñar las interacciones del futuro.
Para abrir este una posibilidad de introducir el concepto de meta humanismo, el impulso inicial es una sensación constante de desasosiego. Hay algo que me deja vislumbra un futuro muy cercano en donde la humanidad esta amilanada por la inminencia de la tecnología dominante. No es una pesadilla distópica, si no más bien una migración del soporte biológico de lo humano a la existencia técnica de la maquina. Este cambio ontológico tan radical, pronuncia la nostalgia por lo que nos hace humanos, y nos lleva a preguntar si la maquina podrá trascender en esto. Para mi, la poética, y la mas sagrada relación del hombre con el mundo; son los rasgos que aún nos distancian de la existencia técnica.
Spinoza hablaba de un dios total. Y este marrano racionalista quien fue expulsado por su pensamiento panteísta que despreciaba a ese dios clásico ortodoxo, al pensar que todo es dios. Dios es natura. Y nosotros somos dios en ese sentido, incluso cuando este pensamiento era germen del racionalismo que nos alejaría del mundo en nuestra propia subjetividad. Para Spinoza dios se revela como armonía de lo coexistente, y no en un dios persona que se interesa por el destino y las acciones humanas. En su momento, la Ética de Spinoza, veía un solo camino acompañado de ciencia y religión para buscar el entendimiento de la realidad.
Al pasar por esta anotación que Spinoza hace en el S. XVII, veo que es menester emprender un entendimiento de la realidad tecnológica, que de alguna manera reconcilie a la tecnología con la naturaleza, y al re ligar la dicotomía actual entre estos conceptos; creería que se encuentra el primer paso para pensar el mañana. Varios de los científicos y especialistas que están trabajando alrededor del futuro de la tecnología ven como un desafío el cambio que se avecina. Los seres humanos tenemos alrededor de 250.000 años en los que nos hemos ido conformando como especie. Desde el dominio del fuego por parte de los cazadores y recolectores que se agrupaban en pequeñas comunidades hasta el paso del gesto a la palabra; son logros increíblemente radicales frente a las otras especies biológicas con las que cohabitamos la eco esfera que es nuestro hogar natural.
Este pasado de tantos años, fue basado en el aprendizaje colectivo y en la transmisión de la información. Puede que nos parezca hoy en día lento el ritmo evolutivo de la vida basada en el carbono; pero en realidad el código genético aprende en lapsos de tiempo mucho mas grandes que el de las generaciones humanas. De hecho, el ADN aprende por medio de los errores o mutaciones que cambian y se adaptan. Pero la experiencia de vivir; solo se adquiere viviendo, y lentamente algo de esta información de la experiencia se transforma en instinto. Pero con el Homo-Sapiens, poco a poco se fue desarrollando el aprendizaje colectivo, y podíamos exteriorizar la experiencia en un proto lenguaje que durante 200.000 años se fue refinando con cada generación humana que nacía y moría.
Pero algo increíble paso hace 12.000 años. Y fue una bonanza de energía que vino de este aprendizaje humano y fue en el valle de los ríos Tigris y Éufrates, en donde por primera vez los cazadores recolectores, domesticaron las semillas de sorgo y trigo y crearon el primer sistema de agricultura. Este fue también el nacimiento de la tecnología, que venia gestándose con el uso de herramientas y que por primera vez permito a los seres humanos crear asentamientos y con ello división del trabajo y la creación de una estructura social.
Este fue el nacimiento de la técnica y con esto, el rasgo fundamental diferencial de lo humano. Exteriorizar la experiencia en el lenguaje, transformar la viva voz en escritura, y las capacidades de conformar un espacio común entre los hombre fue el gran diferenciador de la especie humana y con esto el nacimiento de un aprendizaje colectivo que tiene una existencia en el mundo mas allá de la vida y muerte de un individuo, si no un organismo viviente que se conforma en esta esfera de conocimiento que esta involucrado en la cultura.
Pero volvamos a Spinoza. Conforme el hombre se separa de la naturaleza en su habitar. A medida que se referencia en el mundo y lo construye; se separa de lo natural. Con ello, viene la invención de dios y la construcción de la sabiduría. Al pensar, y registrar el pensamiento se va conformando esta información del mundo que supera la verdad personal y moldea a las civilizaciones. Para el filosofo, dios es la naturaleza de la que nos separamos. Y para el las emociones son expresiones de cómo esta dicotomía nos afecta. Ya después hablare de el orden geométrico que Spinoza dispuso a la comprensión del saber humano; pero es necesario entender que en esta ruptura entre mente y mundo se da la génesis del pensamiento humano. La idea de dios es pues religar al hombre con la naturaleza. Y devolver al ser humano a la coexistencia en la biosfera.
La aceleración del progreso humano, de la evolución del planeta y de la formación del universo crece de manera exponencial. Y si la vida parece in salto abismal, la aparición del homo sapiens también; no es cuando menos notable ver la tecnología autónoma como el siguiente gran paso de lo existente. En base a la línea evolutiva entendiendo el paso del tiempo como el transcurrir de lo simple a lo complejo; estamos a unos pocos años de estrellarnos contra el muro. Ray Kurzweil, lo llama “Ley de rendimientos acelerados”, el cual es incremento de la tasa de progreso tecnológico. Esta noción de la tecnología esta inmersa en la cultura digital y la red social; por lo que la tecnología es quien conforma el tejido esencial de la tecnósfera que hoy día se manifiesta en la red. Entre más avanzada es una civilización, mayor será la tasa de crecimiento. En este sentido, la tasa de rendimiento entre los años 1985 y 2015, es exponencialmente mayor a la de las décadas entre los años 1955 y 1985. Y si desarrollamos la matemática de esta ley, podremos ver que el desarrollo del S XX, se ha igualado en los primeros 15 años del S XXI; y en los últimos tres casi hemos igualado el desarrollo de los primeros 15. En esta tasa exponencial, parece ser que es muy normal el crecimiento tecnológico; pero en realidad nos encontramos con un crecimiento tal en los próximos 30 años que el hombre esta enfrentado a una pared tecnológica: que cuando menos nos hará sentir al ver el poder de calculo de la IA (Inteligencia Artificial), la misma frustración que sentimos hoy al intentar explicarle la física cuántica a un pueblo indígena. Simplemente, son mundos diferentes; incompatibles.
Ahora. Al entender esto, el pensamiento de Spinoza se vuelve relevante para mi. Es fundamental establecer un protocolo ético para programar la inteligencia artificial, que vaya más allá de la visión de las leyes de la robótica que Isaac Asimov establecía en su visión del futuro. ¿Y en que sentido se actualiza el pensamiento racionalista de Spinoza hoy? Para mí, el trazado geométrico que propuso para entender la relación entre el mundo (Dios) y el hombre (Emociones y afectos), es el punto de partida para crear un patrón algorítmico que establezca los limites éticos del pensamiento humano y que separe el raciocinio lógico de la maquina.
Para esto, antepongo un trazado basado en las ciencias normativas del pensamiento humano: la lógica, la ética y la estética. Entendiendo como normativo a los comportamientos ordenados según un grupo de leyes o normas. En un sentido elemental, la lógica, fundamenta su normatividad en la dicotomía de la verdad y la falsedad. De aquí que el pensamiento lógico matemático sea el sustento de la programación y sus lenguajes. Pero al increpar el sustento de la lógica, esta la ética humana. Es decir: preferimos la verdad a la falsedad por que es buena. La falsedad es mala. Pero este pensamiento enraizado en la moral humana, y ampliamente estudiado en el tractatus lógico filosófico de Ludwig Wittgestein, nos arroja a una base ética de la lógica. Este criterio de corrección, de la ética, de la vida correcta para el filosofo, normatiza una vida humana basada por la distinción entre el bien y el mal.
Este fundamento filosófico. Este devenir normativo de los comportamientos humanos, desobedecen la lógica y propone una ética muy desdibujada. Al pensar por que preferimos la bondad por encima de la maldad, no nos queda sino deducir que la bondad es bella. Este sustento estético de la ética, en donde se sigue la línea de pensamiento del racionalismo alemán, en donde lo bello es lo que place sin interés posterior alguno; me permite asimilar en base a este orden de ideas que la búsqueda de la belleza, en un sentido artístico. Es decir: el arte, es el ultimo rincón de la experiencia humana. Pensar en ello, en los términos actuales de la tecnología me deja intuir que la poética es la instancia de significación humana que nos separara de la maquina. Y esta experiencia de la verdad, buena y bella, que podemos definir en la historia del arte humano: conforma el ultimo plano existencial de significación de la experiencia humana; y que por tanto, se hace menester compartir con el pensamiento de la maquina, y prevenir así: el pensamiento lógico fundamental de la existencia humana en la biosfera: a saber: un error transicional en donde el soporte del significado pasa de un soporte biológico a su existencia autónoma en el signo, donde cualquier inteligencia artificial con sentido común deducirá en los próximos años del devenir humano.
Entender la realidad de lo que nos rodea es un campo multidisciplinar, pero sobretodo, recientemente un proceso tecnológico. El entendimiento de lo contemporáneo es especulativo, y transitar un camino ético en torno a la concepción cognitiva de los aspectos de la tecnología que rige los proceso de la acción humana en la realidad es una discusión fundamental. Los limites de la discusión, propone entender la posibilidad de entender la superación del Antropoceno, en términos que el verdadero cambio, gestado por el soporte biológico de la mente y el pensamiento; y asumir que la era en la que nos estamos adentrando es algo como un Signoceno, en términos ambientales; y en términos conceptuales pretende superar este estado de nuevo humanismo que encasilla las posibilidades de superar el desplazamiento del soporte cognitívo a los elementos mismos de la naturaleza. Este meta-humanismo trasciende la brecha entre hombre y maquina y por el contrario, pone al contenido sígnico su valor fundacional en este nuevo mundo. La economía de los signos que funda el sistema de realidad integrada, es solo un camino de pensamiento para superar este ciclo del eterno retorno, en donde el hombre siembre se pone. Pensar y re pasar, estos conceptos, pueden limpiar nuestro entendimiento metafísico, y trascender a una interpretación sígnica fluida entre cuerpo y mente.